miércoles, 21 de noviembre de 2012



temporada alta.



1.
el viento devora la pared de musgos
una casa al costado de la ruta
sus muros caen sobre el verde
el verde sobre alguien más

dejo que el aire vaya
y vuelva

dejo que vaya
y lleve.



2.
si tuviera que resumir
este instante, diría:
felicidad
y también diría:

cama.



3.
una piel que no se aleja de otra piel
más que para ir al baño
y quizás allí
tampoco.



4.
quise dormir tanto
que al despertar ya no estuvieras
y si no estabas
que hubieras vuelto.



5.
el servicio meteorológico coincide
es el verano más inestable en años
en casa
llueve
todas las noches.



6.
tenía una idea acerca de perder
esperaba, suponía, que perder
era decir ya no estás
y puedo

pero no pude

y perder fue
lo más parecido a salir del mar
una tarde
la última tarde
del último día de vacaciones.






ser pez.

quisiera que fueran escamas
posar los dedos rozando
una por una a contrapelo
levantar el polvo
que se escurre entre los ojos frescos

la noche se deja morir
en los intentos

y nado.





nenas.

la piel untada con protector solar
patinan las manos raspa la sal
corren para quitarse el cielo de encima

las nenas
hace algunos veranos se trenzaban el pelo
daban la vuelta al gusano de la mano de papá
ahora juegan dentro del agua, la espuma
se pierde en el nudo de la bikini
rosa chicle
entrando y saliendo

se besan debajo de las olas

en el fondo
todas las bocas
se tocan

en el agua
la única lengua
es del mar.





ojos.

lo mejor de no saber es 
no saber

sin levantar la vista, al costado
un hombre desnudo hace el saludo al sol
si mira lo miro
parece que no hay nadie

lo mejor de no saber
es que el miedo no son pasos
el miedo es agua de mar 

llegar y encontrar algas verdes y
amarillas sobre piedras
donde el agua pasa y
recorre no se asienta y
el viento llega solo, en enero
por la tarde

todo se cruza
la ruta
una familia en el auto rural
me acerca a la estación

(no traje mis ojos
cómo lamento no haberlos traído)

explicar no
el éxtasis de esta soledad
un viaje corto de vuelta al hogar
esa casa que no es mía, no adorné
ni elegí, es enero
la lámpara mantiene su bronce oxidado

él está sentado 
sonríe papas hervidas
agradece caviar

creo que pude extrañarlo en la tarde
al dormir la siesta y en el sueño
la noche y el tiempo
pensé: no
no tanto
pone cara de: te hice café
preparo polenta y le escondo sorpresas

vos
sos una mujer que prepara té de manzanilla
vos
en algún momento sos un hombre
que ofrece compartir un durazno
y creemos que es verano
pero no sabemos bien qué día

y lo mejor de no saber
es no saber.





pesca.

una puerta entre los médanos
un túnel de arena blanca lisa

la división
zona de pesca, zona de baño
separa grupos alrededor del sol
las familias con sus hijos
las familias con sus perros/hijos
y otras familias con hijos especiales
los gritos
los que ladran
y los que miran más allá
donde otros no pueden ver

varios hombres se acomodan en fila
sostenidos de sus cañas
exhiben erguidos la erección del metal
tensa la tanza
casi militar
sus panzas que cuelgan
casi familiar
protegen con las manos la espera del pez
que alguna mujer les cocinó hace tiempo
el macho proveedor
de espaldas a la hembra hogareña

sentada metros atrás donde
la arena quema, ella
toma mates uno tras otro
lee algún libro playero
que en el mes de julio olvidará
entierra las manos en una bolsa
llena de grasa
con forma de número nueve

al mediodía
se van como llegaron


vacíos.
callados.






delimarjú.

manzanas verdes con cáscara
la zanahoria y su piel
separar con las yemas de los dedos la carne cruda picada
espolvorear con avena
un balanceado orgánico hecho en casa por su dueño

él contaba los gorgojos que apartaba del cereal
para exigir en la dietética
que dejaran de intoxicar a su perro
y le hicieran descuento

nunca
lo vi preparar un asado
sí, mojar el pan, su pan
con manteca dentro del café con leche
más leche que café
la buena educación era para los otros

ésos

dormir en el altillo
eludirse de los ruidos del mundo del no
construido en base a negativas sobre las compras a cualquier vendedor ambulante

acercarse a las luces que dejaba encendidas
un lugar afuera del lugar
de noche
arriba del no lugar

la mirada fija en las barras de madera de la cama cucheta
ganar el concurso de castillos de arena
por construir uno sin puentes
ni hadas
y sin castillo

ser vendedora de pulseras de lana trenzada
para poder jugar una ficha en los videojuegos del centro
asegurarse el sustento
en base al trabajo

a veces se acordaban de aprovechar los días de sol
los días de frío ventilaban la humedad de los colchones
los días de viento y lluvia compraban sweaters
los días que subsistían
la mujer guardaba en un frasco
algo de la humedad restante, salada
el olor del mar
lo trasladaba de una casa a otra
sin pedir permiso
como si no existiera el no
sabiendo que puede
tragar el vidrio.





calle tiburón.

un ruido cercano invade el pensamiento
la foto polaroid sobre la ventana distrae
los muestra como familia normal en una playa un día normal de verano
quizás alguien cuida de mí sosteniendo el tiempo
los segundos son capas
mantas de tierra movediza
pantanos donde el hombre gordo se hace cortina
y detrás de él hilo, hueso

en otra latitud una luz no define las horas
pero allí son las dos y
de la parra nacen racimos de uvas amarillentas, ácidas
el codo se apoya en sus propios ángulos
sostiene el peso del no querer

las comadrejas
huyen por el fondo
al pozo ciego
igual que todo lo que se va sin que podamos ver

el pasto insiste en crecer verde brasil  
lastima la planta de los pies
simulando un bienestar promiscuo
invadido de plagas
ranas y risas

la lluvia siempre en esa fuente
inquieta las formas
devuelve un collage de personas invertidas
no todos son niños, sí
son niños

en la ducha el agua salada
caía por los cuerpos
los restos de arena
imposibles de eliminar
recuerdan que febrero quema
más adentro

ella

que no sabía qué hacer ante la escena
acomodó su cabeza en la almohada
y quiso dormir
hasta el verano siguiente.






lo que no se ve.

la luz azul no se ve
intuyo que quizás
detrás de esa ventana de hotel
ilumina algunos cuerpos
son más de dos hace días
una casa sin temperatura interna
un adentro afuera diluido
afuera siempre mar
adentro yo
en períodos de tiempo breve

distante de allí
en el momento más ajeno
un polo miedoso y errático

camino sobre cada rectángulo de madera
recojo la tierra de los bordes antes
cuando todo parecía imposible antes
cuando todo lo imposible
no se veía y además
era imposible de imaginar

la noche otra vez
muñecos de plastilina se desarman del otro lado de la mesa
durante algunos minutos son sólo formas
en el abrazo el beso y la mañana
hombre

en la cara el cuerpo la mirada
no se ve, ella
prepara una bolsa
llena de sí

el círculo si cierra ahoga
si no cierra duele

duele
ahoga

respiro hondo
durante un día
 
el resto de la tarde olvido
planeo navego caigo sobre la alfombra

lo que no se ve
lo escondo en algún estante
al lado de los lentes negros.





temporada baja.
   

                 
                                        
1.
un cuerpo dormido
puede ser

a- un asiento libre.
b- una mancha gris.
c- un cuerpo dormido.

pensó en un asiento libre
y soltó su mochila
sobre la trama de mis sueños.



2.
la piel
más piel
que pudo
se hizo hueco
sobre un acolchado
que nunca desarmamos.




3.
tres horas sobraron
para desatar
el hilo que
se enredó tres días
antes.




4.
deslizó
su mano
en el camino
lateral
que unía
o separaba
la amistad
del grito.




5.
debajo de la mesa
organizó una fiesta
asistieron
diez dedos
con sus
respectivas
uñas.




6.
no grabé su número
ni su nombre
en la nómina
de personas
a olvidar
por única vez
dejé
que llueva.




7.
tu raza
no existe en mi mundo
fue lo último que pude decirle
cruzando los dedos
detrás de la espalda.




8.
él
lavaba mi bombacha
en la ducha
yo
tiraba al inodoro
los restos de sí mismo.




9.
uno echaba gotas de lavandina
otro
empataba uno a uno
en la platea
del mismo
ring.





10.
un montón de euros
no pudieron
contra un montón
de risas.




11.
el olvido del dolor
es proporcional
al olvido de uno mismo
que es dolor
pero ya no se recuerda.





detrás.

insisto en apoyar la cabeza
sobre el vidrio frío

más tarde es apenas mi frente
levantar una mano
abandonarla al lado de la cara

algunas veces
me acuerdo de respirar
sólo para percibir
la sorpresa de las formas

cuando pienso en una ventana
siempre es la misma
y añoro el verano lejos

existen tantos caminos para morir
y quiero hacerlo observando
detrás del vidrio

en el edificio de en frente
miran televisión

deciden morir
sentados.




a las siete.


1.
la camisa celeste
sin apresto
ballenita vencida
doblada al medio
el nudo de la corbata flojo

la transpiración dibujando una aureola
en sus axilas
atrás del vidrio

olor.



2.
mameluco blanco
delantal de pvc
cuchillo y botas reglamentarias

descuelga una res
después otra
ojos de vidrio
un corte
asegura el máximo colesterol

el hielo seco
se hace humo.




3.
tinta negra 
tanta
sólo se despierta
para sentir el perfume
del papel

un escalón
lo separa del suelo
y vuelve a las sábanas.



4.
la bolsa de bizcochos
ensucia los sobres
golpea el sello seco
remitente desconocido
su termo plateado
yerba derramada
bostezo

¿quién sigue?



5.
introduzca su clave de acceso
apoye el pulgar derecho sobre la pantalla
(acceso denegado)
dirigirse a la oficina de RRHH
estamos trabajando para brindarles un mejor servicio.



6.
un pedazo de carne cruda
no, cocida
se quedó sin tanza

busca su caña
se aleja por las escalinatas de tierra y piedras

nunca supo si el río era arcilla
o agua.




7.
toalla
toalla
agua
piel
hiel
agua

se van por la rejilla.










asientos.

esperaba en algún lugar
una tarde en la que el cielo no decía más que:
se termina el día
el calor del verano en ciudades ajenas no es igual

la terraza despide
la eternidad de las fiestas
y revienta el sol que pintan los niños
redondo en rayos concéntricos
esa mujer que es la misma luna
es ángulo de sí
escupe cansancio

piensa, no una ni dos
sino varias veces
en cómo salir del tiempo
perderse en la cima de una radio que nadie escucha
titila un orador en su vigilia
la inquieta, sin despabilar su brillo

cruza los dedos y se miente
enciende las velas, prefiere
que se quemen los esfuerzos sin derretirse

el perímetro de lucha se achica
y donde entraban dos, ahora cabe


uno solo.





tiempo.

dudo del material de la promesa
invierto tiempo creyendo que
después del segundo cincuenta y nueve
viene el sesenta

entonces el futuro es
ese segundo donde
la promesa no se cumple

la vida puede ser un pensamiento que se vuelve
mucho más profundo, que se ha instalado
en el fondo de todos los otros pensamientos
una manta gigante donde la mujer se esparce
retuerce sus piernas y dibuja una superficie
con la punta de los pies en cuarto creciente
te deseo una luna vacía

programar el despertador
para abrir los ojos dentro de dos años
volver en el medio de la noche
viajando otra vez hasta acá
al punto donde
salteo la farsa y me detengo

ya no queda nadie
ya no queda mar.




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Pilar Almagro Paz.


"Veraneo" Editorial Tropofonía- Septiembre de 2011.

(todos los textos que componen "Veraneo" podrán ser utilizados libremente, citando al autor. Gracias!)